Esta construcción ahora tan chic era en realidad el pesebre de la casa rica del pueblo de Lledías, la que da nombre al barrio, Sandinel. Todo el conjunto se construyó en el siglo XVIII, nos cuenta la propietaria, y lo sabe porque los primeros constructores dejaron entre las paredes escondidas monedas de la época... Para continuar la tradición, en esta preciosa reforma, han ocultado algunos euros.
“Toda la base de la casa, como las paredes de piedra, es original; algunas ni se tocaron ni se pintaron, de hecho se dejaron hasta los colores verdes de cuando tuvieron sus humedades, porque no queda mal. ¿Sabes que hoy en día hay papeles pintados que pretenden imitarlas?”, explica la propietaria.
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