Bill Gates y su mujer Melinda acaban de anunciar su divorcio tras 27 años de matrimonio. Además de la popular Fundación Bill y Melinda Gates, la filántropa y multimillonaria pareja compartía una increíble mansión a pie de playa en una de las zonas más privilegiadas de la costa California. Según medios locales, se trata de la casa más cara de todo el condado de San Diego, obra del arquitecto y diseñador Ken Ronchetti.
ASÍ ES LA CASA EN LA QUE VIVÍAN LOS GATES ANTES DE ANUNCIAR SU DIVORCIO
La propiedad tiene más de 540 m2 distribuidos en una sola planta con todo lujo de detalles. El espacio destaca por seguir un estilo clásico, con predominio de tonalidades tierra, blancos y pastel, tanto en paredes como en textiles. Desde las alfombras, hasta los cojines o las colchas. Todo ello, combinado con fibras naturales y madera de manera elegante y sencilla.
Otra gama de colores con un gran protagonismo en la casa de los Gates es el azul intenso. Y no nos referimos solo a las increíbles vistas al Océano Pacífico que se divisan en las ventanas. Por cierto, como no podía ser de otra manera, la casa del fundador de Microsoft está a la última en tecnología. ¿Un ejemplo? La iluminación y la temperatura están automatizados. ¡Todo un lujo!
DECORACIÓN CLÁSICA CON TOQUES CÁLIDOS
Una de las condiciones que pusieron Bill Gates y Melinda en el momento de adquirir la vivienda fue que el entorno asegurara su privacidad. ¿El requisito principal? Debía ser amplia para poder recibir visitas de sus hijos y parejas. La vivienda cuenta con seis bonitos dormitorios, cuatro baños y varios salones. Pero, hasta ahora, la auténtica protagonista de esta mansión era la cocina. Un punto donde poder reunirse y disfrutar de comidas en familia.
Y otra petición. Bill Gates y su mujer querían un gran espacio exterior donde poder contemplar el mar. Dicho y hecho. ¡La terraza cuenta con 40 metros! Imagínate como debe ser relajarse en esta increíble zona chill out, tomar el sol o disfrutar de un baño en la piscina. Pero eso no es todo. También tiene una pista de tenis, un spa, un teatro y hasta una playa privada. ¡Ahí es nada!
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