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1.

Haz una foto antes y después de limpiar tu casa

Aunque parezca mentira, es importante sacar una foto. No sólo porque te motivarás al ver el esfuerzo realizado sino porque en la foto podrás ver si te has dejado alguna cosa... Manta amarilla de yute, en Filocolore.

2.

Haz la cama cada día

Te sentirás bien, sobre todo cuando te acuestes. Ver que tienes una cama recién hecha hace que la habitación parezca menos desordenada. Si quieres aprender a hacer la cama perfecta, no te pierdas este vídeo. Cabecero y apliques, de Metalarte, en Mujika Aramendi Decoración.

3.

Friega los platos después de las comidas

No dejes que se apilen o que necesites algo de la vajilla para darte cuenta que necesitas fregar los platos. Hoffman te recuerda que un pequeño esfuerzo ahora, te ahorra mucho trabajo que tarde o temprano deberás hacer luego. 

4.

Nevera limpia

 Tira ya mismo todo lo que huela mal o lo que ha caducado. Pasa un trapo por los estantes y cajones. La organización de los alimentos en la nevera debe de tener sentido: Lo que usas más ha de ser lo más accesible.

5.

Ventila las habitaciones

Deja que la estancia que vas a limpiar se airee un poco y desaparezcan los olores de humedad además es bueno para la salud. Te explicamos cómo hacerlo correctamente aquí.

6.

Empieza por la estancia más grande...

O por la que más pereza te da. Hoffman asegura que luego te sentirás como una estrella del rock. Y recuerda, cuando limpies una superficie (de una mesa, repisas, etc...) aprovecha para poner cada cosa en su lugar, no vuelvas a recolocar el desorden. Sofá tapizado con tela de Güell-Lamadrid.

7.

De arriba a abajo

Saca el polvo de arriba abajo, o si tienes que ordenar tu armario, empieza por los estantes más altos. Si tienes dos plantas, comienza siempre por la más alta.

8.

Recoge todo lo que hay en el suelo

Hoffman es taxativa en esta medida. Mientras limpias, ordena. Coloca cada cosa en su lugar y olvídate de dejarlo donde estaba (si es que ése no era su sitio) y mucho menos en el suelo. Mesa plegable, taburetes y alacena, en Sofía Martín Decoración. Mesa y sillas, de Batavia. Lámpara de pie, de Luz & Ambiente. Puf, de El Globo.

9.

Recoge la ropa del tendedero (o de la secadora)

La ropa y la vajilla, según Hoffman, deben seguir tres pasos: Lavar, secar y ponerlos otra vez en su sitio. Así que no consideres la faena acabada sin el último punto. Si no, encontrarás tu ropa limpia viviendo en la secadora indefinidamente.

10.

Barre y friega o aspira el suelo

Es uno de los últimos consejos que te da Rachel Hoffman para limpiar cualquier habitación de la casa. Pero no te preocupes, ella sabe cómo chincharte, así que pronto te dará una lista de las faenas que seguro que te has olvidado. Porque ella, ¡es así!

Rachel Hoffman es la creadora del método 20/10: 20 minutos limpiando y 10 minutos de descanso. Autora del libro Unf*ck your habitat (aún no está traducido al castellano) tiene también una página web con el mismo nombre. Hoffman sería la típica amiga o amigo que no tiene pelos en la lengua y te dice lo que piensa en cada momento.

La autora reconoce que limpiar la casa es -como mínimo- aburrido y tedioso, por decirlo de la manera más suave posible. Y considera que nuestra vida ya es suficientemente complicada tanto a nivel laboral como a nivel personal como para tener ansiedad en casa debido a que tenemos que ponernos a limpiar. Ella propone una relación más sana y que nos reconciliemos con los hábitos de limpieza y el orden. Por eso nos enseña a ser ordenados paso a paso.

Además, Hoffman no se dirige a las mujeres en concreto o familias "standard", sino a hombres solteros, estudiantes, personas que comparten piso y también se dirige a todas aquellas personas que padecen enfermedades crónicas o depresiones. Gente a quien verdaderamente se les hace un mundo tener que limpiar la casa. Por eso, 20 minutos de limpieza no implica demasiado tiempo de esfuerzo. Y es ahí donde entran los 10 minutos de descanso para hacer cualquier cosa menos limpiar. Una vez pasados los 10 minutos puedes seguir o hacer otra ronda más tarde u otro día. Y está totalmente prohibido saltarse el break.

¿Por qué no son buenas las maratones de limpieza?

  • Porque es un todo o nada: Si consigues hacer todo lo que te has propuesto te sentirás bien pero si por lo que sea no acabas, te vas a sentir que has fracasdo.
  • Porque no es sostenible: Una cosa buena que tiene la limpieza a corto plazo es que puedes hacer algo cada día. Pero cada día no puedes hacer una maratón de limpieza.
  • Porque no creas el hábito: se trata de reconciliarte con la limpieza y el orden, 5 horas limpiando no hará que mañana tengas ganas de más.

El paso más difícil es comenzar. Y Rachel Hoffman lo sabe, por eso te recuerda constantemente que conseguir llevar a cabo los trabajos domésticos no es una asignatura donde sólo existe el suspenso o el aprobado. Sino que es un ciclo constante, una evolución de las habilidades y la motivación que con el tiempo se convertirán en un buen hábito.