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Arriba y abajo.

Un par de escalones y un gran panel acristalado bastan para que el salón y el comedor ganen autonomía sin con ello dejar de estar comunicados en un gran espacio común. Sofá de Roche Bobois.

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Tres en raya.

Situar el salón, el comedor y la cocina en tres planos paralelos es la opción más cómoda, ya que minimiza recorridos y facilita la interacción. Sofá, diseño de Pia Capdevila.

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Aprovechar la arquitectura.

La columna marca la división entre el salón y el comedor. Una división que se ve reforzada por la forma de semiglorieta del espacio en el que se ha ubicado el comedor. Sofás de Manuel Espejo.

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Une y vencerás.

¿Un mini salón y un mini comedor? Abajo tabiques y gana un espacio común más amplio y cómodo. Y, si como aquí, cuentas con un gran ventanal de pared a pared con vistas a la montaña, ¡ni lo dudes! Sillas, en Brucs.

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Vínculos decorativos.

Comparten espacio, ¿entonces por qué no decorarlos como un solo ambiente? Aquí, las sillas se han tapizado a juego como el sofá, reforzando el vínculo entre los dos ambientes. Sillas, del Estudio Del Pino&Del Valle.

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Visión de largo recorrido.

Comer con vistas al jardín es un lujo que merece la pena preservar, aunque sea a costa de integrar el salón y el comedor, como se ha hecho aquí. Mobiliario, en The Room Studio.

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Con personalidad propia.

Aunque comparten espacio, la decoradora Asun Antó quiso diferenciar ambos espacios mediante la decoración. Un zócalo pintado en blanco da personalidad al comedor a la vez que protege las paredes de posibles roces de las sillas. Mobiliario, en Coton et Bois.

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Frente a dos grandes ventanales.

La distribución del salón y el comedor ha venido marcada por sus dos grandes ventanales, reservando el de salida al jardín para el salón. Mesa, sillas y sofás, en Marina & Co.

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Un espacio común más cómodo.

En pocos metros, una solución muy práctica es prescindir de separaciones a favor de un amplio espacio único donde convivan el salón y el comedor, como se ha hecho aquí. Sofá, de Mobles Montané.

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¡Adiós tabique!

Eliminar la separación entre salón y comedor es siempre un acierto: ganas metros, luminosidad y sensación de amplitud. Sofás realizados a medida por Miki Beumala.

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Un comedor versátil.

Para trabajar, para que los peques hagan sus deberes o como tertulia extra, este comedor es mucho más que un simple comedor. Sofás, de Miki Beumala.

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Con la chimenea como separación.

Es una solución tan práctica como decorativa para separar el salón del comedor sin dividirlos: están comunicados y, a la vez, mantienen cierta privacidad. Sofá, en Upholstery.

El salón y el comedor son la nueva pareja de hecho de moda. Y es que tras años siendo vecinos en casa y, en muchos casos, dándose la espalda, la tendencia actual en decoración es la convivencia. ¡Adiós a las barreras y tabiques de separación! El mayor o menor grado de independencia del que disfrute cada ambiente dependerá de ti.

La moda por lo diáfano

Esta coexistencia entre salón y comedor se suma a la tendencia generalizada en decoración de diluir las barreras entre los espacios más vividos de la casa –cocina, salón y comedor– para ganar un espacio más amplio, diáfano y polivalente. Si la cocina se ha abierto al salón, sumando claridad, metros y una relación más fluida y natural entre ambos ambientes, ¿por qué no debería hacer lo mismo el comedor?

Esto que era habitual en pisos pequeños para disfrutar de espacios más cómodos, se ha extendido como la pólvora sin importar los metros. ¿La razón del éxito? ¡Sus ventajas, por supuesto!

El porqué del éxito

  • ¿Charlamos? Al compartir un espacio común, se favorece la convivencia y se invita a estrechar lazos.
  • Más metros. Prescindir de zonas de paso innecesarias se traduce en más metros reales.
  • Mayor sensación de amplitud. Una casa muy parcelada y fragmentada siempre se verá más pequeña que una con espacios diáfanos.
  • Versatilidad al poder. Los ambientes adquieren un carácter más flexible y polivalente. Por ejemplo, la mesa del comedor puede servir de estudio y rincón de trabajo para los peques, mientras les supervisas relajadamente desde el sofá.

Relaciones de convivencia

La convivencia ya sabemos que no siempre es fácil. Y a la hora de fusionar el salón y el comedor es importante valorar el grado de autonomía que quieres que tenga cada ambiente.

La opción más fácil es prescindir del tabique y que ambos ambientes compartan un espacio común. Pero si prefieres que tanto el salón como el comedor disfruten de cierta independencia o personalidad propia aún compartiendo espacio, son varias las opciones:

  • Dos niveles. Separar el salón y el comedor por un par de escalones es un recurso tan práctico como decorativo para dotarles de cierta privacidad. Estarán juntos... sin estarlo del todo.
  • Bendita arquitectura. Alíate con los recursos arquitectónicos: una columna situada estratégicamente que delimite ambos ambientes, una altura diferente del techo, un arco, un gran paso abierto....
  • Muebles mágicos. La disposición del mobiliario es una de las formas más fáciles y eficientes de separar visualmente el salón y el comedor. Un mueble con doble cara, la trasera del sofá, un aparador...
  • Jugar con el color. Puedes destacar una pared con un color diferente o con un papel pintado para diferenciar cada ambiente.
  • Decoración personalizada. ¿Quieres que el salón y el comedor tengan un carácter diferenciado? Apuesta por piezas de mobiliario con acabados o estilos diferentes. Pero ojo: es importante que compartan algún vínculo decorativo para que el conjunto se vea armónico. En este sentido, los textiles son un gran comodín.

Si aún tienes dudas, te invitamos a curiosear en nuestra galería, donde encontrarás doce salones con comedor llenos de buenas ideas. Inspírate... ¡y fusiona!