El color arena es un todoterreno. Su pátina es atemporal y, en función de con qué colores y materiales lo combines, tiende más a beis o a tostado. Es un color que destaca por su vínculo con la naturaleza, de ahí que armonice a las mil maravillas con los muebles de madera —especialmente de roble, por su tonalidad intermedia—, suelos de barro, fibras vegetales o tejidos naturales. Pero no solo le sienta bien a las decoraciones de corte rústico o campestre, sino también a las más urbanas o contemporáneas que buscan atmósferas armónicas y relajadas visualmente.

Además, en opinión del interiorista Pepe Llaudet, el color arena está "lleno de matices, mantiene el equilibrio entre los grises y los ocres en su punto justo y eso le otorga la neutralidad necesaria para combinarse con colores más llamativos como el rojo, el verde o el azul. Además, es especialmente sensible a la claridad y se transforma de forma radical, según la fuerza y el tipo de luz que incida sobre su superficie, cogiendo tonos verdosos, azulados y violáceos dependiendo de su entorno”.

Todo esto le convierten en un color que queda bien en cualquier espacio. ¿Te animas a ponerlo en tu casa?

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