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1.

Un salón que te abraza

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Este salón de madera de alerce es el refugio perfecto en la montaña. Destaca por su techo a dos alturas y su chimenea, que casi parece una escultura. El suelo también apuesta por la madera, en este caso un parqué de roble con acabado rústico envejecido. Y la decoración pone el contrapunto actual con sofás grises, lámparas de diseño y una alfombra bereber. No te pierdas el resto de esta cabaña nórdica

Sofás de Home Spirit. Cojines de La Maison, Teixidors y Margarita Ventura. 

 

2.

Un comedor como los de antes en la ciudad

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Entre nórdico y rústico, así es el comedor de la casa de la interiorista Marta Tobella. Una antigua casa construida por payeses que ella convirtió en su refugio privado respetando al máximo su esencia. Tiene carpintería de madera de madera de castaño y suelos de barro colocado a junta corrida. La mesa blanca y las sillas de madera y enea se integran a la perfección. 

Mesa y sillas de Sacum. 

3.

Un dormitorio en blanco y madera

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Marta Tobella también ha aplicado en la decoración de su casa la máxima menos es más y este dormitorio rústico es buena prueba de ello. Pocos muebles y materiales: el barro del suelo, la cal en las paredes y la madera de ventanas y muebles. Una balda pintada en blanco hace las veces de cabecero, ligero y perfecto para apoyar objetos elegidos. No te pierdas el resto de su preciosa casa de campo en la ciudad

 

4.

Un recibidor práctico y acogedor

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La entrada de esta cabaña en la Cerdanya es perfecta para dejar los útiles de esquí o las botas sucias antes de entrar en casa. Tiene colgadores, un banco dónde sentarse y un look rústico pero con un toque actual. Es un proyecto de la interiorista Jeanette Trensig que decidió revestir la entrada con papel pintado de pelo de potro en un tono verde oscuro, muy cálido y acogedor, que queda genial combinado con la madera. 

Espejo y banco de Cado. Papel pintado de Élitis. Perchero de Luzio.

 

5.

El salón diáfano de una antigua cuadra

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En esta antigua cuadro abrieron grandes ventanales y tiraron paredes para crear un gran salón diáfano muy alejado de la típica casa de campo oscura y pesada. Se conservaron sus muros de piedra y sus vigas de castaño que contrastan con las carpinterías y las vigas de hierro negro y sus muebles en tonos claros. El resultado es un salón fresco y actual con todo el encanto del pasado. Vuelve a visitar esta antigua cuadra.

Sofás de El Taller de las Indias. Butaca antigua tapizada con tela de Gancedo. Cojines de Deco&Living

6.

Un dormitorio con un toque inglés

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La ropa de cama de lana y llena de color y la butaca tapizada de cuadros le da un aire british a este dormitorio rústico. Sus lamas de madera restauradas de blanco todavía destacan más el color y la hacen parecer más grande y luminosa. La pared del cabecero tiene un plus de calidez con el papel pintado que imita el textil. Mira el resto de estancias de esta cabaña setentera restaurada

Proyecto de Bárbara Aurell. Papel de Vescom y cabecero con tela de Güell-Lamadrid. Mesita de Taller de las Indias. Ropa de cama de La Maison.

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El encanto de una alacena

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El techo con vigas de madera, la pared de piedra y la alacena convierten esta zona del salón en un rincón rústico con mucho encanto. La alacena se blanqueó y trato igual que las vigas y el techo de madera para llenar de luz esta cabaña rústica. La alfombra mullida y los textiles cálidos la llenan de calidez. 

Alacena, de Becara, decapada por Jeanette Trensig. Sofás, cortinas, banqueta y mesa de centro, en Cado

 

8.

Un dormitorio con altillo

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En este dormitorio se ha aprovechado la altura del techo a dos aguas para crear una zona de altillo encima de los armarios a medida. Es un espacio perfecto para guardar o para colocar una cama adicional. Todo está revestido de madera de alerce colocada en sentidos diferentes.

Apliques de Sophie Bataglia, banqueta de Catalina House. Cuadrantes, cojines y manta de Teixidors. 

 

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Un rústico contemporáneo

Una gran mesa al estilo de las de antes y dos bancos con mucha capacidad, integran este comedor abierto a la cocina y al recibidor. Mesa y bancos, de Merc&Cía y lámpara de techo de La Maison.

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Al calor del fuego

 Si algo no puede faltar en un salón rústico es la chimenea, sobre todo si es una pieza recuperada como esta, en Mavi Lizán. La mesa de centro y la silla son un anticuario y el sillón, es una pieza de herencia.

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Con mucho encanto

Poco necesita este dormitorio para cautivarnos: su arquitectura tradicional, con el suelo de toba y las vigas de madera, y una gran cama de madera con dosel, a la venta en India & Pacific.

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La huella de las piezas recuperadas

 El banco, el perchero o la consola imprimen carácter y un sabor tradicional a este recibidor. Consola, en Mercantic y perchero, en Bicoca.

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Abrigado por la madera

Suelo, armario, techo... La madera es la gran protagonista de este dormitorio, creando un ambiente tan cálido como recogido.

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De ayer y de hoy

Esta cocina es como las de antes, pero con las comodidades de hoy en día. La imponente campana de obra, la grifería retro, el gran fregadero de mármol o el suelo de toba son un guiño a la tradición. Mobiliario, diseño de Cristina Gámiz.

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Un baño de calidez

El suelo de barro, las vigas de madera y las paredes y el mobiliario de obra de un suave crema iluminan este baño rústico a la vez que acentúan su calidez. Bajolavabo y encimera de obra. Toallero, en Otranto.

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Decorado por el paisaje

Cuando tras la ventana tienes el jardín y las montañas en el horizonte, dale protagonismo a las vistas con una decoración discreta, como se ha hecho aquí. Banqueta, en Azul-Tierra.

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Equilibrada mezcla de estilos

Suelos de barro recuperado, techos abovedados, suaves tonos tierra en las paredes, alfombras de fibras naturales... Y un sofá contemporáneo y una butaca tipo bergère. La mezcla de estilos funciona para crear una atmósfera muy personal. Butaca de Sacum.

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Recuperar la tradición

La toba artesanal del suelo, los muebles de obra, la encimera de cemento, el techo abovedado... Todo en esta cocina respira un tradicional sabor a campo. Mobiliario realizado por Josep Curanta.

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Con pocas piezas pero escogidas

Este recibidor nos invita a entrar. Desde el blanco luminoso que arropa el ambiente hasta las (pocas) piezas, pero con carácter, como la cómoda recuperada y el colgador y el banco, de sabor nórdico.

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Madera parece...

Madera no es. Y es que el revestimiento de la gran ducha de obra, que imprime un indiscutible carácter ríustico a este baño, es un porcelánico que simula la madera de Neocerámica.

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El reino del blanco

¿Quién dice que el rústico es oscuro? Basta con pintar la madera en blanco para disfrutar de un dormitorio cálido, acogedor y muy luminoso, a pesar de contar con una ventana mini. Mueble bajo, de la decoradora Estrella Salietti.

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Con la mirada puesta en el pasado

Podría ser la cocina de nuestros abuelos, pero nada más lejos de la realidad. Desde el mobiliario, hecho a medida por Soldevilla, hasta la elección de los materiales, ha buscado mimetizarse con el estilo campestre más tradicional.

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Carácter femenino

El cabecero y el sofá, de estilo provenzal y afrancesado, imprimen a este dormitorio una pátina de ligera delicadeza. El cabecero es de Antic Daviu y el sofá de India & Pacific.

Cálido, acogedor, natural, auténtico, personal, con carácter, artesanal, tradicional... Estos son algunos de los muchos adjetivos con los que definir el estilo rústico. Y ninguno de ellos es demodé, oscuro o pesado. Eso era antes. Antes de que dejáramos esa obsesión por lo urbanita y nos diéramos cuenta de lo a gusto que nos hacen sentir las vigas de madera vista, las paredes de piedra o esos muebles de madera artesanales que se funden con el resto de la casa.

Un rústico más luminoso

El rústico que marca tendencia se ha abierto a la luz con ventanas y aberturas más grandes y una paleta cromática suave. Siguen siendo colores vinculados a la naturaleza –tierras, verdes, grises...– pero en sus tonos más claros y matizados. La luz es un bien que debe mimarse desde todos los ángulos.

La madera se mantiene como el compañero inseparable del estilo rústico, tanto para el suelo como para el techo. Sin embargo, donde antes había maderas (y barnices) oscuras, ahora se imponen las variedades de tonalidades intermedias, los decapados e incluso un look blanco total que se inspira en el tan de moda estilo nórdico.

Mobiliario rustic-chic

Los muebles, por su parte, se han adelgazado. Han dejado de ser piezas voluminosas y muy pesadas, en clara sintonía con las dimensiones de las casas de campo de antes donde si algo sobrababa eran metros. Ahora se lleva un mobiliario de líneas más puras y estilizadas. Eso no significa que una cómoda recuperada o una gran mesa tocinera para el comedor no tengan su sitio en este nuevo rústico. Todo lo contrario. La mezcla de estilos crea ambientes más personales y no tan "monolíticos". Así que, piezas escogidas y con historia, ¡por supuesto! Pero en su justa medida para no recargar la decoración.

Materiales naturales

Paredes y techos, como siempre, desnudos: piedra o ladrillo visto y vigas de madera. Tras años ocultando el "esqueleto" de las casas detrás de capas de yeso y falsos techos, ahora se impone la reinvindicación de la "historia". Y si esa historia está hecha de piedra y madera, ¡que se exhiba con orgullo!

Y nada mejor para arropar la piedra y crear atmósfera más acogedoras que envolverse de mantas mullidas mientras uno descansa en el sofá. ¿Las alfombras? ¡Que no falten! Vestirán y harán la pisada más cálida, sobre todo si el suelo es de barro. Algodones, lana, lino... ¿Ante la duda? Apuesta siempre por lo natural. Se lleva en todo.

Los detalles también cuentan (y mucho) a la hora de crear un escenario natural y con sabor tradicional. Cestas de mimbre, una vajilla o una jarra de cerámica antigua, una gran manta a cuadros, ramos de verde... Todo aquello que te haga desconectar de tu lado más urbano será más que bienvenido.

Con esta carta de presentación, es difícil resistirse al encanto de lo rústico. ¡Sobre todo tras ojear nuestra galería! Desde recibidores y cocinas hasta salones, dormitorios o baños. No hay rincón de la casa que se escape a esta "nueva vieja" tendencia. ¿Te apuntas?

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