¿Comer en la cocina? 36 mini barras y offices pequeños llenos de ideas

Una mesa pequeña y redonda y un banco a medida de roble son la base del office de la interiorista Lucía Mariñas. Y todo sin perder el estilo que dan las sillas Panton de Vitra o la lámpara mid century. El banco, además, tiene sitio para guardar dentro. 

Una mesa de hierro y madera apoyada en la isla es la pieza principal de este office con estilo propio. Queda enmarcado por una gran zona de almacenaje blanca, hecha a medida, y también por dos lámparas negras que le dan personalidad y una nota actual. Un truco de espacio. La mesa del office tiene el mismo ancho que la isla. De este modo el espacio queda más equilibrado. Su diseño combina madera y hierro. Las sillas de madera, de diseño nórdico, tienen el mismo acabado que el suelo. Es un proyecte de la interiorista Pia Capdevila. 

Si el acceso a tu cocina es muy amplio, puedes convertirlo en un nuevo espacio. Planifica una pared acristalada y coloca contra ella una barra con el mismo acabado. Añade un tabique y tendrás un mini office en toda regla y, además, bañado por la luz.  

Esta cocina se planificó semiabierta de manera que aprovecha la luz que irradia el salón, mientras que los fogones y el fregadero se mantienen ocultos tras el tabique. La solución fue colocar el pequeño office como nexo entre ambos espacios alargando la encimera de Silestone. Y es que en este bajo, potenciar la luz fue una de las máximas de la reforma. 

Este mini office hace uso de un pequeño rincón que, de otra manera, estaría prácticamente inutilizado. Con un banco en uno de los laterales, la mesa contra la pared –y bajo la ventana– y taburetes (en vez de sillas), el espacio ofrece una apariencia más ligera y liviana. Y se ve acentuada por los estantes abiertos y el mueble bajo, todos de fondo reducido.   

En cocinas con poco espacio, pero en las que no se quiere renunciar a un office, una idea muy versátil y cómoda es colocar una barra con una parte extraíble. Cuando está cerrada es ideal para un desayuno rápido, mientras que si se quiere más espacio se puede abrir y disfrutar de una barra de mayor tamaño. Los estantes del mismo acabado aportan unidad, mientras que los taburetes de madera aportan un punto cálido.  

La interiorista Natalia Zubizarreta ha convertido un rincón de la cocina en un coqueto office. Un banco a medida aprovecha la esquina y suma asientos y unas sillas de fibras ligeras la completan. 

Tener una cocina pequeña no es motivo para renunciar a un mini office. De hecho, una pared sin utilidad bien puede transformarse en tu rinconcito preferido para desayunar. Así lo hizo Marta Tobella, de Sacum, en esta reforma. Y tan solo con tres estantes, el inferior de mayor profundidad. Además, para aumentar la sensación de espacio, se cambió el tabique por uno acristalado con puerta corredera.   

Contar con un mini office no es motivo para que no sea práctico, como este de la imagen. Además de cumplir las funciones para la que fue concebido, se ha diseñado con cajones y estantes para almacenaje. Ideal para guardar los manteles, las servilletas o los cubiertos. ¡Todo a mano!

La madera crea un marco y consigue dotar al office de un rincón propio a pesar de que se encuentra en un espacio donde la cocina es la protagonista.

En esta cocina obra de Lory Hansen prescindieron de armarios bajos para ganar una barra de desayunos. Tiene el fondo de los muebles, 60 cm, y un ancho de unos 120 cm. 

En casa de una lectora de El Mueble, la cocina es estrecha y la solución ha sido incluir una mini barra con taburetes altos como parte de un frente con armarios. ¿Una buena idea? Los muebles son blancos y la barra es color chocolate, un contraste ideal.

Para darle personalidad propia. Un banco volado permite arrimar la mesa a la pared. Los taburetes, al no tener respaldo, también suman ligereza.

En este office la mesa de comedor está en paralelo a la barra de desayunos y frente a la entrada de luz. Para sumar asientos se ha arrimado a la pared un banco que gana sitio para tres (o cuatro) en el espacio en el que caben dos sillas. Proyecto de Begoña Susaeta. 

En esta cocina la mesa del office se ha arrimado a la isla, de la que casi parece una prolongación. De hecho casi la duplica ya que mide 120 x 90 cm. Un espacio suficiente para 5 personas. Al tener una altura de 90 cm los asientos son taburetes. Con respaldo y sitio para apoyar los pies son más cómodos. Toques de calidez. Para compensar una cocina blanca moderna, Sol van Dorssen, de Vestir tu casa, eligió para el office las cortinas beige hasta el suelo y los taburetes y la lámpara de fibras. Ahora tiene la calidez que le faltaba. La mesa de madera tiene el mismo acabado que el suelo de parqué. 

En este proyecto de Asun Antó, el murete hace de separación entre cocina y office sin restar espacio (15 cm de ancho x 100 de alto). Al fondo, un mueble estrecho a medida sirve para ganar almacenaje. La mesa redonda blanca es cómoda para desayunar y ocupa poco espacio.

En este tipo de cocinas en línea –el mobiliario a un solo lado–, también es posible sacar algo de espacio para colocar un mini office, aunque sea para uno. Y así lo hizo Pia Capdevila en esta reforma, donde colocó este espacio al final de la cocina. Además eligió un mobiliario y paredes blancas para potenciar la sensación de espacio y abrió la cocina al salón con un gran ventanal, que ayuda a que la luz se comunique entre ambos espacios. 

Dar relevancia decorativa al office dentro de la cocina siempre es importante. Aquí la decoradora Aurora Monasterio lo ha conseguido revistiendo la pared que lo enmarca con un papel que no pasa desapercibido. Se trata de un modelo de Cole & Son que imita postales antiguas con motivos vegetales, pájaros y mariposas. Muebles a juego. Los colores del papel se repiten e el comedor: una mesa redonda y unas sillas en aspa, ambos en blanco y madera, que refuerzan el estilo clásico con un toque inglés de este office. 

Antes de que los offices se llamaran offices los conocíamos como mesas de la cocina. Y solía estar ubicada como la de esta imagen: a un lateral apoyada en la pared, con banquetas o sillas alrededor y dejando el resto del espacio de la cocina libre. Y así hizo Paula Duarte en la reforma de este piso abuhardillado, en la que la cocina es lineal, con almacenaje en el fondo y el mini office como los de toda la vida. 

En esta pequeña cocina de apenas 6 m2–, se quiso fusionar el espacio del office con el resto de la casa sin renunciar a los tabiques. Para ello, el arquitecto Roger Bellera, artífice de la reforma de esta planta baja que data del siglo XIX, convirtió las paredes en grandes ventanales de cristal. Así, aunque pequeño y discreto, con esas vistas, no lo parece.   

Esta cocina renovada con pintura a la tiza reutilizó un espacio antes sin uso en un cómodo y discreto office que, además, aprovecha el espacio bajo el ventanal. Para llenar el espacio de luz, no solo se pintó la mesa –que es plegable– de blanco, sino también la carpintería de la ventana en forma de arco.   

Otra solución en la que se busca la amplitud en el office al tiempo que baña de luz toda la cocina. La encimera se alarga para dar servicio como office, mientras que la ventana de cristal comunica con el salón y sirve para conseguir que el espacio no se sienta 'encajonado'.

Y adosada a la pared, este office aporta comodidad ocupando lo mínimo. Como lámpara, otra idea ligera: un flexo Tolomeo instalado en la pared. 

Porque amplían el espacio. Su color también ayuda: blanco y gris perla, dos tonos muy luminosos que ayudan a percibir las estancias más grandes. El respaldo del banco, una colchoneta fina, recta y tapizada, suma confort al rincón sin llenarlo en exceso.

Una mesa y unas sillas antiguas de madera le dan sabor y personalidad a este office. Y para acompañarlas, un banco también de madera (aunque en blanco), se ajusta al estilo del rincón.

¿Cómo? En un espacio como este, los colores usados en el office lo separan del resto de la cocina y le dan protagonismo. El gris azulado y sus variantes contrastan con la cocina blanca y enmarcan el espacio. 

Este office tiene sumo protagonismo en la cocina, pero al estar en medio del espacio, se ha decorado con una mesa estrecha y unas sillas plegables que ocupan poco y dan mucho estilo. 

Su respaldo se adapta a la altura de la ventana sin tapar la entrada de la luz. Al utilizar la misma madera en el suelo y en la pared, el office queda mucho más recogido. Las lamas, en horizontal, además, amplían el espacio. Este es un proyecto de Jeanette Trensig.

En este espacio decorado por Cristina Mateus, el office se encuentra en el punto más alejado de la ventana pero no es para nada oscuro. El color de pintura elegido le da alegría y claridad. 

La mesa parece pequeña pero lo es. Apoyada en la pared y con sillas estilo Park plegables, ocupa menos de lo que debería. La alacena con vitrina, diseño del Estudio de Mónica Garrido, ayuda a ver el espacio más ligero. 

El respaldo del banco se ha revestido con papel pintado texturado para darle más confort. El listón en horizontal refuerza el look de respaldo. Proyecto de Gisela Grandes. Y otra idea muy decorativa: la mezcla de sillas de distintos materiales. Personalidad y dinamismo.

El papel pintado, con su color y su estampado, se mimetiza con el exterior que se cuela por las ventanas y psicológicamente se percibe el espacio del office más amplio. Espacio diseñado por Isabel Flores.

Elige un mobiliario distinto al del resto de la cocina y si puede ser, de un color que destaque. Como aquí, donde los muebles en madera natural resaltan en un espacio en el que el blanco es el rey. 

¿Cuáles son? Baldas voladas a modo de bancos y sillas de fibra con entramados que dejan pasar la luz. Son cómodas y su "transparencia" las hace ideales para espacios pequeños.