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1.

Gris oscuro + crema para diferenciar estancias

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Decorar las paredes en dos colores es más habitual de lo que crees. Bien combinándolos en la misma estancia o, como en este caso, en espacios distintos. La interiorista Elena Eyre creó dos módulos a la hora de decorar este piso: uno gris que envuelve el recibidor y otro beis que hace lo propio en el salón. De la oscuridad del primero se pasa a toda una explosión de luz en el segundo que lo agranda visualmente. Y todo gracias a ese contraste cromático tan fuerte.

Consola, en Merc&Cía. Lámpara del recibidor modelo Tolomeo, de Artemide. Kilim, de Sacum. 

2.

Blanco + azul para enfatizar un mueble

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Ahora las paredes bicolor se reúnen en una misma estancia. Y con un objetivo claro: resaltar un mueble concreto. En la decoración de este salón, la interiorista Adriana Farré ha querido poner el foco de atención en la boiserie que integra la chimenea y ocupa toda una pared. ¡Lo ha conseguido con ese azul grisáceo! Y sin perder un ápice de luz ya que el resto de paredes se han pintado de blanco.

Sofás, de Miki Beumala. Mesa de centro, en Toco. Lámpara de sobremesa, en Hada. Cortinas, en Margarita Ventura. 

3.

Blanco + gris suave para resaltar la pared del sofá

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Las paredes en blanco garantizan luminosidad, pero, si de pronto, ¡zas!, le das un toque de color inesperado a una de ellas es un chute de energía. Eso es lo que buscaba la interiorista Teresa Gutiérrez en este salón y el resultado no pudo ser más exitoso. La pared del sofá blanco, pintada en un gris suave, es un toque de atención y de elegancia.

Sofá, de Anmoder, en B& D. Butaca Cairo, de Casa y Campo. Mesa de centro, de Cae de Cajón. Alfombra, de Barbería. Mesa auxiliar, en Batavia. Lámpara de pie, en Santa & Cole. Puf de terciopelo, en Mestizo Store. Silla CH24 Whisbone, de Hans J. Wegner.

4.

Arena + blanco para visibilizar la entrada

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Los arrimaderos se apuntan a ese juego bicolor de las paredes. En este recibidor, la interiorista Natalia Zubizarreta ha optado por unos frisos blancos con molduras en la mitad inferior, a juego con la carpintería de puertas y vanos. El resto de las paredes las ha empapelado en un color arena que da calidez a la entrada.

Papel pintado, de Élitis.

5.

Gris oscuro + crema para distinguir las paredes del salón

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Si tu salón está pintado en un tono neutro, enfatiza una pared y hazla protagonista. La interiorista Jeanette Trensig ha elegido en este de la imagen un tono crema en las paredes laterales mientras que la del fondo la ha actualizado en un tono frío, un gris intenso. El equilibrio está asegurado y la profundidad, también.

Mesa de centro y sofás, de Gimeno Mobiliario. Tapizado de los sofás, de Güell-Lamadrid. Mesa auxiliar, de hierro y madera, en Sacum. Butaca, de Crearte. Mueble bajo la ventana, diseñado por la decoradora. Alfombra, en Gra. 

6.

Blanco + verde para relajar la zona de escritorio

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No es de extrañar que un espacio de actividad permanente como es este rincón de teletrabajo se haya decorado en un tono verde que relaje el ambiente. Lo ha elegido la interiorista Paula Duarte dejando el resto de paredes en blanco. Los cojines del sofá y la presencia de plantas hacen un guiño a esa elección tan natural.

Sofá, diseño de la decoradora, realizado a medida. Mesa de centro modelo Alpes, de Brucs. Lámpara flexo, de Jieldé. Lámpara de techo, en Naluz. 

7.

Blanco + tostado para enfrentar el salón al comedor

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La combinación de dos colores en una misma estancia no solo puede hacerse en paredes contiguas. También en muros enfrentados como sugiere en este salón Natalia Zubizarreta. La interiorista ha optado por decorar dos lados en blanco y los otros dos restantes, en un tono tostado. Este último se trata de un vinilo con efecto rafia que llega hasta la cocina. Con la presencia de madera y fibra, ¡la calidez es máxima!

Sofás cama, de Maisons du Monde. Mesas de centro, de MIV Interiores. Alfombra, de KP. Lámparas de techo, de Bazar Bizar. 

8.

Blanco + verde mint para refrescar el ambiente

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Si el verde oscuro sofistica una pared, el claro le da un toque desenfadado y refrescante. Prueba de ello es este salón pintado de blanco en la pared de las ventanas y en menta en la zona de la estantería. Una mezcla que rejuvenece la estancia.

Butacas Mariene Room y mesas de centro Planet Room, de El Corte Inglés. Mesa del comedor, de Maia Home. 

9.

Crema por fuera + blanco por dentro para iluminar el salón

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Las molduras siguen en auge y le dan ese aire clásico y elegante a cualquier salón. En este de la imagen, las paredes con molduras se han pintado en un delicioso color crema excepto sus interiores que se han rellenado en blanco. ¿El resultado? Realzar aún más su luminosidad. ¡Con los textiles tapizados en rosa logran un ambiente súper romántico!

10.

Gris + blanco para separar ambientes

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Las paredes bicolor también se utilizan para separar ambientes que comparten un mismo espacio. Es el caso de este salón comedor ideado por Asun Antó. La interiorista ha dividido ambas zonas empleando un murete bajo con chimenea integrada y dos colores: gris suave para el comedor y blanco para el salón. Una buena manera de personalizar cada estancia.

Mesa, sillas y lámpara de pie, de Coton et Bois. 

11.

Blanco + topo para dar calidez al comedor

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Los arrimaderos con molduras pintados de blanco son únicos para atrapar la luz. Si encima, para decorar el comedor, pintas la parte de arriba de las paredes en un color topo, obtendrás una estancia cálida y acogedora. Y si no fíjate en este comedor ¡absolutamente ideal! Una planta XL rinconera y una decoración verde sobre la mesa ponen el puntito fresh.

Sillas de lino, de Merc & Cía. Lámpara de techo, de Grok, en Avanluce. 

12.

Blanco + azul para sofisticar una zona

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¿Quieres que tu comedor no deje indiferente a nadie? Copia la atrevida propuesta de la interiorista Miriam Barrio: pintar todas sus paredes (y el techo) de un azul intenso. Mientras, el salón —con el que se comunica— conserva su blanco inmaculado. Con estas paredes bicolor consigues primero, convertir el comedor en un lugar glamuroso y segundo, llamar la atención del salón que ahora aparece más luminoso.

Mesa realizada a medida por Indecoba. Sillas modelo In Between Ski, en Doméstico Shop. Lámpara de techo, de Borgia Conti. 

13.

Blanco + topo para dar profundidad al dormitorio

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En dormitorios no demasiados grandes, la clave está en ganar profundidad. La interiorista Belén Campos lo consiguió pintando la pared del cabecero en un color topo, a diferencia del resto de paredes en blanco. Además de alargar la habitación le da un plus de calidez.

En habitaciones infantiles puedes jugar con dos colores empleando plantillas divertidas, por ejemplo, que simulen una montaña, casas o nubes.

Espejo y consola, de Merc & Cía. Lámpara de sobremesa, de Carolina Blue. 

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14.

Blanco + gris suave para atrapar la luz en la cocina

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En el frente de esta cocina la interiorista Pía Capdevila decidió dividir la pared en dos mitades: la inferior la pintó de blanco y la superior de gris. Ambos colores al ser neutros tienen un mismo objetivo: captar la luz natural. Para recalcar la pared bicolor, puedes colocar una moldura fina justo en el cambio de color que también te ayudará para disimular posibles imperfecciones.

Taburete recuperado por la propietaria. Encimera, de Krion blanco.

 

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