A menudo no nos damos cuenta de la importancia que tiene la iluminación a la hora de trabajar. Pero de ella depende que no nos sintamos tan cansados tras una jornada de trabajo o que nuestros ojos se vean afectados. Un error habitual es colocar solo una lámpara en la mesa de trabajo, cuando lo que en realidad convendría hacer es planificar una iluminación general que ilumine de forma homogénea el espacio de trabajo. 

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1.

Busca la luz natural

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Varios estudios han demostrado que la luz del día contribuye en gran medida a nuestra productividad y grado de satisfacción. Por lo que siempre que sea posible conviene elegir un espacio de trabajo con tanta luz natural como sea posible.

2.

Evita que la luz natural te llegue por detrás

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Trabajar con luz es lo ideal, pero no a cualquier precio: "Lo ideal es no dar la espalda a la ventana, porque todo el reflejo daría en la pantalla, deslumbrándote. La mejor ubicación es enfrente la ventana, como aquí, o en perpendicular. Y, sobre todo, alíate con unas buenas cortinas que te ayuden a tamizar no solo la entrada de luz, sino también el calor durante los meses más calurosos", sostiene la decoradora Natalia Zubizarreta

3.

La mejor iluminación es la general

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"En contra de lo que podríamos pensar, la mejor iluminación para trabajar es la general. Conviene que sea difusa y que no haga sombras ni reflejos, sobre todo si trabajas con monitores. Por ello, es básico que esté siempre sobre el puesto de trabajo y nunca por detrás, porque tú mismo acabas haciéndote sombras y no terminas viendo nada", recomienda Úrsula Sobenes, especialista en iluminación de Años Luz

4.

Apóyate de un flexo

Zona de despacho en el salón con mesa de cristal, armario y cómoda antigua_0501863 O

Si no hay alternativa de reforzar la iluminación general, podemos usar un flexo para iluminar el espacio de trabajo. A la hora de colocarlo ten en cuenta que lo ideal es que esté en el lado contrario con el que escribimos para evitar sombras, sobre todo si tienes que tomar notas a mano a menudo.

5.

El flexo ideal

Zona de despacho en el salón con mesa con cajoneras, baldas y armario con puertas de madera_00493826

"El flexo debería ir con un brazo por encima de tu cabeza y centrado en la zona de trabajo. Es básico que la pantalla tenga la mayor apertura posible y que la salida de la luz esté oculta para no ver la fuente de luz, para evitar deslumbrarte. En este sentido, los flexos lineales son los mejores. También son prácticos los que ofrecen la posibilidad de regular la intensidad, porque nos puede ayudar a poner la luz que realmente queremos usar en cada momento del día", apunta Sobenes. 

6.

El nivel de iluminación recomendado

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El nivel de iluminación mínimo recomendado para la zona de escritorio es de alrededor de 500 lúmens. Si la iluminación es demasiado baja, puede tensionar los ojos y derivar en una menor concentración y una caída de la productividad. También es mejor iluminar un espacio de oficina con el tipo de luz más uniforme posible sin demasiado contraste, para evitar sombras o reflejos. 

7.

La temperatura de luz más adecuada para trabajar

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Lo habitual en las oficinas es contar con una luz fría, de al menos 4.000º K, porque la luz brillante con un alto contenido de azul te mantiene alerta, activo y apoya tu concentración. "Personalmente no me gusta la luz blanca, pero es habitual en las oficinas para prolongar la jornada laboral, sin darte cuenta del cambio de hora o del paso del tiempo. Para mí, lo mejor es que la luz no sea ni muy cálida ni fría. En torno a los 2.700º K resultaría cómoda", explica Soberes.