En una casa de pueblo del 1800 donde la vida pasa más despacio y las estancias siempre han sido las mismas, tocaba darle un aire actual a una cocina reformada por última vez hace unos 50 años y donde cada fin de semana se reúne una familia en la que cada vez son más. Los propietarios hablaron con el estudio de la interiorista Natalia Marchal en Navarra para que ella misma se encargara de darles su cocina de ensueño. ¡Y así ha sido! Ahora ya no parece la típica cocina vieja de casa de pueblo, sino que es un rincón coqueto y luminoso mucho más moderno, aun sin perder su esencia.
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