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1.

Una casa llena de claridad

 Abierta al mar y al verde, su decoración es serena gracias a sus materiales naturales y a la amplia gama de blancos.

2.

"¡Soy un adicto a las casas!"

"¡Me encantan!”, confiesa el propietario de esta espectacular vivienda.

3.

Una casa muy vivida

 Thomas y Pia Ahler, responsables del diseño e interiorismo, lo corroboran: “El propietario vive mucho su casa. Esta es su segunda residencia y está situada frente a Port d’Andratx, un delicioso puerto mallorquín".

4.

Serenidad y amplitud

 “Tenemos un concepto de decoración muy escandinavo y el dueño quería que lo plasmáramos en su casa”, apunta Thomas.

5.

Notas de color

 Se han reservado para los textiles, como el plaid y los cojines en el salón.

6.

Dominio del blanco

 Presente en paredes, techos de viga vista, cortinas y muebles.

7.

Dar continuidad

“Hemos utilizado el mismo suelo –mármol travertino– para los porches y para los interiores de la casa: si la casa se vive fuera y dentro al mismo tiempo, es una buena manera de dar continuidad y no romper la fluidez”, señala Thomas.

8.

Fluir

Una continuidad que se ve subrayada, además, con la ausencia de puertas entre las diferentes zonas de la casa, como el salón con el comedor, o el dormitorio con el baño.

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Dormitorio natural

 Sigue la misma línea decorativa que el resto de la casa: pocos colores y materiales, y todos ellos muy naturales.

10.

Ambiente fresco y limpio

 Las estancias son frescas y limpias, pero acogedoras al mismo tiempo. “La luz natural es la clave.  Por lo demás, la iluminación artificial es regulable, con focos encastrados que dan una luz práctica y limpia, que contrasta con la calidez de las lámparas”.

El lugar hace mucho. Quiero decir que una situación tan privilegiada como la de esta casa, sobre el puerto y la bahía de Andratx, en Mallorca, despierta la envidia de cualquier persona por muy santa que sea. Pero bueno, con ser mucho, el lugar no lo es todo. Eso lo sabía de sobra el feliz propietario de esta casa, y así puso todo su empeño en hacerla cómoda, luminosa y abierta al paisaje, a la familia y a los amigos. Lo consiguió, nadie lo duda, y para hacerlo contó con el asesoramiento y la experiencia de buenos profesionales.

Nosotros por nuestra parte nos hemos enterado de los recursos que se utilizaron para conseguir un resultado tan brillante y os los voy a contar ahora mismo porque estoy segura de que pueden ayudaros a resolver más de una duda en vuestras propias casas. El primer objetivo era eliminar fronteras entre interiores y exterior y para derribarlas abrió los muros en múltiples puertas de muchas hojas dejando entre ellas tan solo el espacio necesario para los pilares de carga, de tal manera que la transparencia y el acceso estaban asegurados. Más: cubrió todo el suelo, tanto exterior como interior, con losas de mármol travertino, con lo que la sensación de continuidad (y realidad, todo sea dicho) quedó asegurada, además de conseguir un efecto estético inmejorable.

La casa ya estaba abierta hacia fuera. Pero el propietario quería también una casa abierta hacia adentro y para eso eliminó puertas y tan solo dejó los vanos, que es la manera apropiada de llamar al hueco que ocupaban las puertas en su momento. Así, todo son espacios diáfanos entre el salón y el comedor y entre los dormitorios y los baños. Si miráis las fotos comprobaréis cómo ese encadenamiento de ambientes crea una atmósfera limpia y clarísima. La casa, os comenté, además de abierta, tenía que ser cómoda y luminosa. Pocos muebles pero todos acogedores y confortables la hacen cómoda. Y para retener la luz está empleada a fondo una fórmula prácticamente universal que nunca me cansaré de repetírosla: blanco, blanco y más blanco. En la pintura de las paredes. En la pintura de las carpinterías. En el acabado de las vigas de los techos. Blanco, blanco y más blanco. En las tapicerías, en las colchonetas de las hamacas, en el mobiliario del baño. Blanco y luz a raudales.