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1.

Un recibimiento envuelto en madera

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Desde el momento en el que ponemos pie en esta cabaña, la madera nos rodea, nos acoge y nos hace sentir como en casa. Y es que desde los suelos, hasta las puertas, techos y hasta la escalera lucen la madera original, aunque recuperada. Y es uno de los grandes aciertos de esta reforma. 

2.

Lista para un merecido descanso

A Manuel, el propietario, le encanta esquiar y a Sofía, su esposa, caminar por el valle de Arán. Así que, cuando sus hijos abandonaron el nido para ir a la universidad, este matrimonio decidió hacer realidad su viejo sueño: comprar una cabaña en la montaña que sirviera de auténtico refugio para dos, pero que también fuera acogedora para las visitas de amigos y familiares.

3.

La madera recuperada fue la clave

La decoradora Carmen Caubet fue la elegida para dar forma al sueño de esta pareja y los tres consiguieron entenderse a la perfección. Para esta interiorista, el mayor acierto fue la insistencia de la pareja en conservar la madera que envolvía toda la vivienda, así que minuciosamente devolvieron el color original a las vigas de pino a la vez que demolieron y abrieron paso a la luz y a una mejor distribución.

La carpintería y obra las realizó Josep Maria Torres. Lámpara de pie Marset Cala. Cojines de La Maison y Matèria.

4.

Con una super chimenea

“La chimenea es la única pieza que se conservó, porque es ideal ese fuego que se reparte en dos zonas de estar”, prosigue la decoradora. El fuego abriga en el salón y en el comedor.

Sillones Avis de Crearte con tela de Andrew Martin, en Carmen Caubet. Cojines y manta de Matèria.

5.

Objetivo, más luz

Antes, aquí solo había capas sucias y además muy mal barnizadas. “Era todo muy oscuro y mal aprovechado”, nos cuenta la decoradora. 

Manta de liebre de Carmen Caubet Decoración. Sofá con chaise longue de Manuel Larraga con tela de Andrew Martin.

 

6.

Texturas que dan calidez

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Y en toda la casa vemos rincones muy cómodos, creados con amor para acurrucarse a “disfrutar el precioso paisaje”, nos explica Caubet. Las mantas, las pieles y los textiles abrigados, con lana y mohair para cojines y tapizados, los abrazan. Aquí el invierno es un placer.

7.

¡Todos juntos!

La cocina está abierta, muy práctica y cómoda para cuando viene la familia (o para desayunar los dos en la barra) y pensada para integrarse, con muebles panelados en madera, pero con las vajillas y cristalería a la vista. 

Sillas altas con piel de vaca de Crearte y lámpara de cristal de Angel des Montagnes. Todo en Carmen Caubet.

8.

Una cocina rural y chic

El encanto rústico se logra con colores que combinen con la madera: beige, grises y un granate especial. La mesa de invierno, mejor si se adorna con un mantel de lino, piñas y ramas del bosque.

9.

Dentro de la barra

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Aunque esta cabaña está concebida para dos, tiene espacio de sobra para recibir. Buena muestra de ello es su generosa cocina, que se extiende por el interior de la barra para dar servicio a la zona de los taburetes y que se mantiene en conexión con el resto de la estancia, que comparte con el salón y el comedor. 

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En el comedor

¿A quién no le gustaría disfrutar de una comida o una cena en un refugio tan cálido?

El mantel es de Angel des Montagnes. Lámparas, sillas vintage y mesa, todo en Carmen Caubet. Vajilla de ciervo, bajoplato de metal y cuerda y cristalería de ciervo, de Angel des Montagnes (en Carmen Caubet).

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Un despertar espectacular

“El gran cristal de la barandilla de la buhardilla fue un empeño de Manuel y no se equivocó”, recuerda Carmen sobre la impresionante pared transparente del dormitorio. 

Banqueta Iceland de Angel des Montagnes, cabezal tapizado con tela de Kirby House, en Carmen Caubet. Manta a cuadros, de Matèria.

12.

¡Como un hotel!

El dormitorio principal cuenta con su propio baño en suite, al que se accede pasando por debajo de las espectaculares vigas originales.

13.

Con zona de trabajo

El dormitorio alberga un rincón lleno de encanto desde el que escribir mirando la nieve. 

Escritorio Hanjel y lámpara de Angel des Montagnes, ambos en Carmen Caubet. En la silla, plaid de La Maison.

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De postal

La casa vista desde fuera, con los Pirineos al fondo y la nieve inundándolo todo.

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