La casa de nuestros abuelos es un territorio emocional. Amaia heredó este piso de su abuela y lo hizo suyo, pero sin perder cada instante vivido: "La ilusión de mi abuela era que yo viviera en esta casa –nos cuenta Amaia–. Ella fue como una segunda madre para mí, y cuando heredé su casa quise mantener lo máximo posible su estructura y conservar algunas piezas. Aquí está mi historia”. La historia de una madre joven, trabajadora, ¡surfera!... que se ha decidido a mirar no solo adelante, sino también atrás, a buscar entre sus recuerdos, a “encontrar la niña que fue”, como dice la canción.
Sofás, de Natalia Zubizarreta. Banco, de Zara Home. Lámpara sobre la cómoda, de Legrenier. Botes, de Kenay Home.